Un estudio llevado a cabo por la consultora D’Alessio Irol (sobre preferencias y conductas de consumidores con respecto a los helados artesanales. Agosto 2018), impulsado por AFADHYA, arroja como resultado que los helados artesanales son consumidos tanto en verano como en invierno.

 

Tanto los hombres como mujeres lo consumen de manera y frecuencia similar sin representar grandes diferencias. Entre los atributos destacados sobresale la calidad de las materias primas que constituye el principal motivo de elección del helado artesanal.

El 91% consumió helado en los últimos 30 días. El 82% del helado se consumió en heladerías. El 76% lo realiza en una reunión familiar. El 96% porque es rico.

Se consume en una salida, solo en la casa, en la calle o como postre.

Se consume como colación, como merienda, en reemplazo de alguna comida. Se lo consume a la tarde, mañana, noche e incluso de madrugada.

Los helados ya no se conciben como una golosina sino como un alimento nutritivo y saludable ya que los nutrientes que contienen aportan gran beneficio al organismo. El 78% que tomaron helado en los últimos 30 días creen que comer helado los hace felices. La relación entre el helado y la felicidad se puede analizar en 3 planos:

  1. Fisiológico, libera endorfinas: hormonas encargadas de producir felicidad, mejoran el humor y proporcionan un estado placentero.
  2. Psicológico, niveles altos de estrés y obligaciones cotidianas dejan poco tiempo para disfrutar de momentos recreativos y placenteros. La tendencia es buscar gratificaciones inmediatas. Comer helado reúne requisitos que hoy se valoran, economía de costo y tiempo, y permite nivelar el estado de ánimo.
  3. Social: Tomar un helado en general se realiza en compañía de familiares/amigos, favoreciendo la comunicación e interacción propiciando la distensión.
    Los helados contienen triptófano, un aminoácido que nos calma y reduce la agresividad, aumentando la producción de serotonina (la hormona del bienestar). Eso ayuda a combatir el estrés, a relajarnos y a dormir mejor.

La alimentación es una de las necesidades básicas para la vida y un derecho inalienable de todas las personas. Mediante la alimentación incorporamos diferentes tipos de nutrientes que se convierten en energía para seguir viviendo y comer es el aspecto de la vida cotidiana que más refleja temas vinculados a la identidad individual y grupal.

Pero el acto de comer es mucho más que alimentarse: es un momento de comunicación, de transmisión de tradiciones y cultura y, también, de transferencia de afecto y enriquecimiento de los vínculos. Comer es, para el ser humano, también una oportunidad para sentir placer, disfrutar con seres queridos y probar sensaciones nuevas y diferentes cada vez.

Comer helado es una experiencia muy placentera, desde mi punto de vista, comer con atención es precisamente una forma de agradecimiento a ese alimento que tienes el privilegio de llevar a tu boca y nutrir tu cuerpo. Agradecer a ese maestro heladero, que con gran profesionalidad y destreza ofrece un alimento tan noble como el helado.

Comer es uno de los grandes placeres de esta vida, por eso necesitamos aprender a enfocarnos y hacer un pequeño esfuerzo para empezar el primer bocado saboreando con toda la atención los colores, texturas, olores y la convivencia.

Está comprobado que dirigir tu atención a lo que comes te ayuda a sentirte satisfecho, mayor control en lo que se come, reduce los episodios de atracones. Valorar más a los alimentos y enfocar toda la atención, mejora las decisiones de comida, comer con atención también representa comer más lento, lo cual mejora la digestión.

Piensa en una idea que te ayude a crear un ambiente con menos distracciones: evita el celular, la computadora o el televisor.

La práctica del comer con atención nos propone el estar presente, en realizar una cosa a la vez o sea, en el aquí y ahora, lo cual baja la ansiedad, reduce el estrés, y la depresión e incrementa la estabilidad emocional.

Dedícate a comer bocado por bocado, degustando y paladeando la porción de alimento que introdujiste en tu boca. Imaginá como realiza un enólogo una cata de vino, lo mira, lo observa, lo huele, cada trago lo convierte en único. Utiliza el mismo sistema para degustar tu helado y conéctate con el momento del estar comiendo. 

Es reaprender a comer. Y veras que así el sabor del helado estallará en tu paladar. Hasta la próxima.

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